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MaríaI sabel Martínez -
Crítica de Arte y Profesora de la UASD

Crítica y Homenaje póstumo a Rosa Tavares y a Leonardo Durán -
UASD

“El Ojo del Grabado”: Homenaje póstumo a Rosa Tavares y a Leonardo Durán

Dos acontecimientos luctuosos conmovieron el panorama artístico dominicano a finales del pasado año y comienzos del 2023: Leonardo Durán perdió su batalla contra el cáncer el 24 de diciembre de 2022 y Rosa Tavárez, como consecuencia de graves problemas de salud, falleció el 5 de febrero de 2023. Cercanos en la vida, el gran misterio de la muerte se encargó de consagrar el vínculo entre esa reconocida maestra del arte nacional y su eminente discípulo y maestro del grabado. Apasionados y entregados al quehacer creativo en cuerpo y alma hasta el último aliento, ambos dejaron una huella vital, amplia y difícil de resumir.
Rosa Tavárez, pintora, grabadora, dibujante e instaladora, realizó sus primeros estudios de dibujo y pintura con el maestro Yoryi Morel, en la Escuela de Bellas Artes de la región del Cibao, en Santiago de los Caballeros, para continuarlos en Santo Domingo en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde contó con la orientación de renombrados maestros como Jaime Colson, Celeste Woss y Gil y Gilberto Hernández Ortega, graduándose de Profesora de Artes Plásticas, a principios de 1969.
Su temprano interés por el grabado la llevó a realizar estudios en esta disciplina desde 1971 hasta el 1979, en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York y aunque su formación continua a la par que su rica y exitosa carrera artística y educativa, este acontecimiento la convirtió en una de las pioneras del grabado y formadora, al mismo tiempo, de otros creadores gráficos en la República Dominicana. Es en este punto de su trayectoria vital donde sus caminos se encuentran con los de Leonardo Durán.
Durán realizó sus estudios académicos en la Escuela Nacional de Bellas Artes, donde se graduó de profesor de dibujo. Su temprana inquietud por el grabado lo motivó a adquirir una especialidad en xilografía con la grabadora uruguaya Leonida González, y la de grabado en metal con la artista y maestra del grabado Rosa Tavárez. Más tarde estudió litografía con el grabador dominicano Miki Vicioso. Conocimientos que perfeccionó en Puerto Rico bajo la orientación de prestigiosas figuras como el grabador, pintor, dibujante, creador de instalaciones, diseñador de escenografía y vestuario, Antonio Martorell. Leonardo Durán formó parte del colectivo artístico “Generación 80's”.
Dedicado al ejercicio profesional del grabado, recibió importantes premios y reconocimientos durante su productiva vida artística. Entre los últimos logros de Leonardo Durán destacan el haber sido premiado en la 29 edición de la Bienal Nacional de Artes Visuales por su obra “Yo, Adán”. Otro de sus empeños más recientes fue la coordinación general de la exposición itinerante “El Ojo del Grabado” junto a Humberto Grullón. El equipo de trabajo integrado además, por Narciso Polanco y René de los Santos como museógrafos y Alex "FDEZ" Fernández como diseñador gráfico,
El recorrido de esta muestra itinerante cierra precisamente el 15 de febrero en la Sala de Exposiciones de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, después de haberse exhibido en el Palacio Consistorial de Santiago de los Caballeros y en la Casa de Cultura de Puerto Plata, durante los meses de julio y septiembre respectivamente. En esta ocasión el evento cobra una especial dimensión al realizarse en honor y homenaje póstumo a Rosa Tavárez y Leonardo Durán.
Los artífices de este importante proyecto se propusieron dar a conocer el grabado dominicano más allá de sus fronteras, así como propiciar su difusión y aprendizaje mediante diferentes acciones educativas y prácticas, además de realizar proyectos expositivos nacionales e internacionales. Sin embargo, su primer proyecto “El Ojo del grabado”, también ha contribuido a poner de relieve el camino recorrido a partir de algunos de los precursores de esta disciplina y mostrar al mismo tiempo la mayoría de edad alcanzada por el grabado dominicano -a pesar de las muchas dificultades y obstáculos que ha tenido que salvar- para el reconocimiento de su verdadero estatus.
Siempre a contracorriente del tiempo transcurrido, desde que el grabado era sometido a las exigencias ilustrativas, artesanales o propagandísticas y de su total reivindicación gracias a la labor creadora de figuras de la talla de Alberto Durero, Francisco de Goya, Pablo Picasso, Guadalupe Posada y Andy Waharol, entre otros ilustres grabadores, los artistas dominicanos han patentizado su propia valía a través de una muestra tan amplia y diversa como lo es “El Ojo del Grabado”.
Sin embargo, a la hora de construir el itinerario histórico del grabado dominicano habría que remontarse a la época colonial y tomar en cuenta los estudios realizados, algunos de los cuales plantean:
Entre las grandes influencias que formaron la iconografía de la pintura del Nuevo Mundo se hallaban grabados importados e ilustraciones de libros. Estos grabados en madera o metal no eran exclusivamente españoles—ni mucho menos. De hecho, muchos de ellos eran de Flandes (KELEMEN 1951, 200).
Cuando los precursores del grabado dominicano en el siglo XX, como Rosa Tavárez, Silvano Lora, Frank Almanzar, Adrúbal Domínguez y Carlos Sangiovanni, entre otros, comenzaron a incursionar en el grabado artístico, realizaron significativos aportes que facilitaron la receptividad del grabado para afianzarse como lenguaje autónomo con potencialidades estéticas propias. En ese impulso inicial, el grabado artístico llega a poseer una mayor representatividad dentro del panorama gráfico nacional.
Una investigación exhaustiva permitiría conocer la labor pedagógica desempeñada por los artistas de este período, que incursionaron en el grabado desde sus propios talleres o en espacios institucionales, así como los aportes de algunas galerías privadas, todo lo cual contribuyó a crear un ambiente favorable, para que otros creadores se motivaran a incursionar en el oficio de grabar sobre una superficie utilizando diversos procedimientos técnicos y artísticos. Entre otras iniciativas a considerar en cuanto a ese primer gran impulso que se le dio al grabado, destaca la labor desempeñada por la galería Art Nouveau, bajo la dirección de Porfirio Herrera y Nelson Ceballos. Esta galería hizo posible el “Primer encuentro Internacional de Grabado Latinoamericano” que incluyó como invitado especial a la Escuela de Altos de Chavón afiliada a Parsons The New School for Design, en su condición de centro docente gráfico.
En estos momentos en el escenario que nos propone “El Ojo del Grabado” destacan varios aspectos de gran trascendencia:
La exposición logra integrar un grupo de artistas de varias generaciones que han incursionado en el grabado, destacándose entre ellos algunos nombras muy reconocidos como el de Rosa Tavárez; Frank Almanzar, Amable Sterling, Manuel Montilla; Ignacio Rincón (Kuma) a los que se suman artistas un poco más jóvenes, pero establecidos como Leonardo Durán, José Ramón Medina, Miki Vicioso, Iris Pérez, Humberto Grullón, Luis José Aguasvivas, Geo Ripley y Carlos Montesino. Junto a ellos una diversidad generacional que integra creadores radicados en el país como Arelis Subero, Rubén Carrasco, Rafael Peralta, y otros artistas de la llamada diáspora dominicana entre los que se ecuentran René de los Santos, Narciso Polanco, Alex "FDEZ" Fernández, Eneida Hernández, Rosario Marrero, Gregory Núñez, Palen Obesa y Luanda Lozano.
La gran representatividad de este evento posibilita apreciar muchas de las diferentes técnicas que se utilizan en el grabado (aguafuerte, punta seca, linografía, colografía, calcografía, mediatinta, xilografía, serigrafía, litografía, fotograbado, monotipia) y sus variadas posibilidades en el manejo del dibujo, el color, la textura, la espacialidad, el soporte, y otros elementos formales vinculados a la composición y a las exigencias del propio lenguaje.
La visión de la identidad dominicana, en construcción permanente, se manifiesta desde diferentes temáticas, en la interpretación de motivos o desde la complejidad del recuerdo a través de evocaciones oníricas, donde múltiples elementos logran establecer conexiones de sentidos y proponen metáforas de lo que somos o estamos interpretando ser, a partir de nuestra diversidad cultural. Alusiones históricas, étnicas, territoriales, naturales, eróticas o sencillamente universos poetizados, integran ese concepto alucinante que insiste en llamarse identidad, y que se ha colocado en el centro de la mirada en esta exposición.
El registro de este evento posibilita visibilizar la necesidad del rescate y validación de un lenguaje, que ha mostrado su capacidad de adaptación en momentos de diálogo con otros lenguajes contemporáneos. Algunos hitos en este sentido son las obras instalativas de Rosa Tavárez, Belkis Ramírez o Tony Capellán. La posibilidad de hacer crecer este gran proyecto, desde muchas perspectivas, es verdaderamente esperanzadora para el grabado dominicano.
Los incuestionables aportes de Rosa Tavárez y de Leonardo Durán están a la vista en la selección de las obras presentadas por estas grandes figuras.
Rosa desinhibida, excelente dibujante, encantadora de los sentidos, con su erotismo libre y sus ambientes surreales, será recordada como un icono del arte dominicano y de la gráfica en particular.
Leonardo Durán, ese artista imparable que ha arrebatado a las montañas, las formas y las texturas más sensuales que existen, para lograr todo un imaginario propio de sinuosidades eróticas, nos deja un legado imprescindible para el grabado dominicano. Para sus compañeros y amigos, del quehacer y el encuentro cotidiano, un recuerdo perdurable: El de ese caballero 100 % artista hasta en su atuendo particular, el de su taller y el de una obra mayúscula. También nos deja el silencio. Ese silencio en el que se construyen cercanías. Un silencio sentido y profundo.
Aprovechamos este escenario expositivo, para expresar nuestra admiración y respeto por estos dos artistas consagrados del grabado y del arte dominicano: Rosa Tavárez y Leonardo Durán.


Bibliografía
Angulo Íñiguez, Diego (1950-56) Historia del Arte Hispanoamericano. Edición revisada. Barcelona, Salvat Editores.
Burke, Marcus (1998) Treasures of Mexican Colonial Painting. The Davenport Museum of Art Collection. Davenport/Santa Fe, The Davenport Museum of Art/The University of Nuevo Mexico Press.
Demorizi, Emilio (1944) La Imprenta y los primeros periódicos de Santo Domingo. Imprenta San Francisco, Ciudad Trujillo, 1944.
Kelemen, Pál (1951) Baroque and Rococo in Latin America. New York, The Macmillan Company. Se cita desde la segunda edición, New York, Dover Publications Inc., 1967.

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